![]()
La lluvia de meteoros Gemínidas, uno de los eventos astronómicos más intensos y esperados del calendario 2025, tuvo su punto máximo durante la madrugada del 13 al 14 de diciembre, ofreciendo la posibilidad de observar hasta 150 meteoros por hora en condiciones ideales. Desde el extremo norte de Chile, este fenómeno fue seguido de manera activa por comunidades locales, con observaciones realizadas en distintos puntos de la comuna de Arica y sus alrededores.
En este contexto, el equipo de Arica y Ciencia estuvo presente en terreno, siendo parte activa de las jornadas de observación astronómica. La iniciativa incluyó la puesta a disposición de elementos de observación, como telescopios y binoculares astronómicos, además de instancias de divulgación para personas de todas las edades interesadas en comprender el fenómeno y conectar con el cielo nocturno.
Observaciones fuera de la ciudad: buscando cielos oscuros


Las observaciones se desarrollaron en diversos sectores de la comuna, pero principalmente en presencias tutelares y caminos hacia el interior de la región, espacios estratégicos que permiten escapar de la contaminación lumínica urbana. Estos puntos, alejados del centro de Arica, ofrecieron mejores condiciones para apreciar el cielo nocturno y seguir el rastro luminoso de los meteoros cruzando la bóveda celeste.
La elección de estos lugares no fue casual. La contaminación lumínica —provocada por el exceso de iluminación artificial— es uno de los principales obstáculos para la observación astronómica. En ciudades como Arica, el crecimiento urbano, el alumbrado público intenso y la iluminación comercial generan un brillo constante en el cielo nocturno que dificulta ver estrellas débiles, constelaciones completas y fenómenos astronómicos como las lluvias de meteoros. Salir de la ciudad, aunque sea unos pocos kilómetros, permite recuperar cielos más oscuros y una experiencia mucho más rica y educativa del universo.
¿Qué son las Gemínidas?
Las lluvias de meteoros, conocidas popularmente como “estrellas fugaces”, ocurren cuando la Tierra atraviesa restos de material dejados por cuerpos menores del Sistema Solar. En el caso de las Gemínidas, los fragmentos no provienen de un cometa, sino del asteroide 3200 Phaethon, un objeto peculiar con características tanto de asteroide rocoso como de cometa.
“El asteroide 3200 Phaethon tiene una órbita muy elongada, similar a la de los cometas, pero sus propiedades físicas se asemejan más a las de un asteroide. Esto genera un rastro de partículas particularmente denso”, explica Ricardo Demarco, investigador asociado del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) y académico de la Universidad Andrés Bello.
El nombre Gemínidas proviene de su punto radiante, ubicado en la constelación de Géminis, cerca de las estrellas Cástor y Pólux. Aunque los meteoros parecen surgir desde ese sector del cielo, pueden observarse en prácticamente cualquier dirección.
Una experiencia científica y educativa
Según Demarco, el mejor horario de observación en Chile se concentró entre las 03:00 y 04:00 de la madrugada, cuando la constelación de Géminis alcanza su mayor altura en el cielo. En ese tramo horario, y desde lugares oscuros y despejados, el espectáculo fue particularmente intenso.
Además de su valor estético, las Gemínidas ofrecen una oportunidad única para reflexionar sobre el origen del Sistema Solar. “Estos fragmentos contienen información clave sobre los materiales presentes en las primeras etapas de formación del Sol y los planetas, e incluso sobre las moléculas que pudieron contribuir al origen de la vida”, señala el investigador.

Publica una respuesta