Células, pesticidas y ciencia desde Arica: una mirada al cáncer de mama

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Juan Pablo Muñoz / Ciencia e Innovación para el Futuro

Desde el extremo norte de Chile, un grupo de científicos busca respuestas sobre cómo el ambiente puede influir en una de las enfermedades más complejas y devastadoras de nuestro tiempo: el cáncer. El bioquímico Juan Pablo Muñoz, investigador de la Universidad de Tarapacá, lidera un proyecto Fondecyt de Iniciación que estudia cómo ciertos compuestos químicos —entre ellos el herbicida glifosato— pueden modificar el comportamiento de las células tumorales.

“El glifosato es uno de los pesticidas más utilizados en el mundo, y aunque durante décadas fue considerado seguro, hoy sabemos que puede tener efectos adversos sobre la salud humana”, explica Muñoz. En 2015, la Organización Mundial de la Salud lo clasificó como “probablemente cancerígeno”, abriendo un intenso debate científico y político que continúa vigente.

En su laboratorio en Arica, el equipo del académico utiliza cultivos celulares para comprender cómo la exposición prolongada a este compuesto puede “reprogramar” las células cancerígenas, haciéndolas más resistentes a los tratamientos de quimioterapia. “Observamos que el glifosato induce cambios en las células tumorales que las vuelven más fuertes, capaces de comportarse como células madre cancerígenas, que son las responsables de la recurrencia y agresividad de muchos tipos de cáncer, incluido el cáncer de mama”, comenta.

Realizar investigación biomédica desde una región extrema no es fácil. Las distancias, los altos costos logísticos y la falta de equipamiento especializado exigen creatividad y colaboración. Aun así, la Universidad de Tarapacá ha fortalecido sus capacidades científicas, con nuevos laboratorios, equipamiento de alta tecnología y apoyo a investigadores jóvenes.

“Desde Arica estamos demostrando que es posible hacer ciencia de frontera, con impacto global, desde los territorios”, afirma Muñoz. “La investigación regional no solo amplía el conocimiento, sino que también conecta la ciencia con las realidades locales y con la gente que la habita”.

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